
El primero es de tela vaquera y el segundo de esponja. Ambos son de mi infancia. El primero lo hizo mi madre y el segundo lo hice yo (a la vista está). Poniéndole imaginación y más maña que yo cuando era pequeña, se puede conseguir un muñequito mucho más currado y bonito, perfecto para regalar a alguien o incluso de decoración para nuestro cuarto de baño.
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